Socórreme Señor Jesús, ven a mi encuentro.
Porque lobos me han rodeado, y han abierto su boca contra mí.
Hambrientos me miran, y desean devorarme.
Ven a mi encuentro, oh Jehová. No tardes, porque no sé cuánto más pueda resistir.
¿Cómo se defenderá una oveja contra una manada de lobos?
Me han rodeado y estresado, con furor me enseñan sus dientes.
Sobre mí se avalanzaron, y uno de ellos me hirió en el tobillo.
Sobre mi cabeza vuelan los buitres, y la serpiente juró matarme.
Ya no tardes Señor mío, esperanza mía y refugio mío. No me abandones.
Estoy acorralado y no puedo verte. Mis enemigos me han cegado, y me han atormentado.
No veo la salida, pues todo se ha ennegrecido ante mis ojos.
A tí clamaré, porque eres mi única esperanza.
El que hizo los cielos y la tierra vendrá a salvarme.
Apártense de mí, bestias salvajes; porque mi Dios me ha escuhado.
Salgan de mi presencia, servidores de Satanás; porque el Señor ha venido a mi socorro.
Con su vara ha golpeado en la cabeza a los que me rodeaban,
con sus pies aplastó la cabeza de la serpiente.
A ti cantaré, Rey de reyes y Señor de señores, porque has tenido misericordia de mí.
A tu siervo inclinaste tu oído, y escuchaste mi clamor.
Libra mi vida del enemigo, guarda mi alma de las flechas del maligno; desde ahora y para siempre.
Eres tú mi Dios, oh Jehová: el que es, el que era, y el que ha de venir; el Todopoderoso.
Bendito seas por hoy, por siempre, y por la eternidad. Jehová no abandonará a los que le temen.